Extendió el mapa sobre la mesa y miró sus ojos.
Aquí está el mundo. ¿Por dónde empezamos?
Porque hay que empezar a cambiar de raíz muchas cosas y dejar que otras evolucionen a su ritmo.
Porque sí que merece la pena arriesgarse y ser ambiciosos, y a veces, hasta un poco egoístas.
Porque no me de la gana hoy reconocer que no se puede cambiar el mundo, que no se puede hacer algo. Porque con estas cosas siempre pasa lo mismo, y hay que empezar creyendo que se puede para que puedan ser.
Porque hoy todo es claro y distinto, una idea innata: se puede.
Claro que se puede...