lunes, 22 de octubre de 2007




Otra noche más deja la ventana abierta y las cortinas recogidas. Se recosta en el alfeicer, y se pierde en el trozo de cielo que encuadra su ventana. Sólo tiemblan cuatro o cinco estrellas, y dentro de su cabeza alguien tatarea (o tararea) una canción. No se puede saber en qué piensa, envuelta en una noche de Noviembre, pero seguramente sea lo mismo que cuando mira por su ventana en una noche de Abril, o de Mayo, o de Enero. Será que las noches siempre tienen un tinte grave, donde los recuerdos parecen retorcerse y gemir (lo mismo de dolor). Será que por las noches aún le parece que se inclina sobre su cama una sombra, la sombra de un chabal, que le roza con la palma de su mano la mejilla, y que se inclina un poco más, y le da un tímido beso de sombras, que es como el reflejo de una boca que nunca aprendió a besar.











2 comentarios:

alguien dijo...

Shhh... chaval... shhhh.
Las noches, y Peter, y las sombras, y los recuerdos, e Ismael...
Y cuántos puntos suspen(didos)sivos.
Muac

Mª Teresa Martín González dijo...

Buena elección. Peter Pan, adoro a Peter, el niño que nunca quiso dejar su imaginación en manos de un adulto.