domingo, 11 de noviembre de 2007


Aleteando, aleteando...

La mariposa estira sus alas y deja que el aire las seque. Agita los músculos de su espalda para ver cómo se mueven. Salta de la mano a la flor ¡Glops! (Qué rapidez) Se emborracha con el aroma naranja y rojo, y revolotea alrededor de los pétalos.


Con cuidado para no romperse ningún nervio, echa a volar desbocada (¿desbocada con cuidado?).



Se pierde aleteando... aleteando, aleteando. Se deshace en el aire sabor otoño que inhunda el parque.


Es presente y futuro.



No hay comentarios: